Psicoanálisis e Hipnotismo

¿Por qué el psicoanalista no utiliza el método hipnótico como tratamiento psicoterapéutico?

Una de las preguntas que de vez en cuando nos hacen a los psicoanalistas es si no deberíamos utilizar la hipnosis como método terapéutico para acceder mejor y más rápidamente a la causa o causas de los malestares e inquietudes que sentimos y sufrimos.

Entienden que sería la vía fácil para acceder a nuestro inconsciente y así conocer aquellos procesos que darían cuenta de las motivaciones de esos comportamientos indeseados.

He de decir que es precisamente el hipnotismo, en las técnicas hipnóticas, las que fueron el origen del psicoanálisis. A finales del siglo XIX había investigadores (Charcot, Bernheim, August Foret…) que utilizaban estas técnicas para entender, influir y si era posible restablecer o curar una afección que cuestionaba el saber médico de la época: La histeria.

Las manifestaciones de la histeria mostraban una variedad de síntomas corporales como podían ser anestesias, parálisis y sensaciones de zonas del cuerpo pero con la peculiaridad de que no presentaban lesión orgánica alguna. Lo mismo sucedía con la llamada histeria de angustia a la que acompañaba de reacciones fóbicas.

En aquel entonces la medicina había hecho grandes avances en el campo de la anatomía y de la fisiología y no se podía entender que a cualquier enfermedad o afección no le correspondiera una alteración física o del funcionamiento orgánico.

Es en este contexto que hay que situar el origen del psicoanálisis. Fue Joseph Breuer, colega y amigo de Freud, que le introdujo en la aplicación de la técnica hipnótica en el tratamiento de la histeria.

El principio era que ciertas experiencias y vivencias concretas de cierta intensidad habían sido olvidadas, apartadas y sin acceso a la conciencia, cuyos efectos se manifestaban en el comportamiento histérico. Este tipo de personas presentaban una predisposición a la sensibilidad y a la sugestibilidad que se entendía como un exceso de carga nerviosa contenida en el sistema nervioso central.

El uso de la hipnosis hacía pensar la posibilidad de hacer que accedieran a la conciencia los recuerdos de esas vivencias y experiencias que habían sido traumáticas y así facilitarían la liberación de dicha energía nerviosa estancada.

Esta descarga nerviosa provocaba una reacción, un shock (abreacción) en el sujeto, que actualizaba y enlazaba el recuerdo reprimido con su estado afectivo que hasta entonces habían estado ambos disociados. Esta actualización recuerdo-afectividad producía una mejoría en el estado del paciente.

El tratamiento consistía, entonces, en que a cada dificultad o problema que planteara el sujeto, la de encontrar el recuerdo o la vivencia correspondiente. Había una relación estrecha y directa entre síntoma y recuerdo. A este método hipnótico se le llamó catártico.

Freud siguió investigando en su técnica terapéutica y construyendo su teoría sobre la histeria y demás afecciones nerviosas hasta que sustituyó el término catártico por el de psicoanálisis.

Este cambio fue también acompañado de un abandono definitivo de las técnicas de regresión hipnóticas y de sugestión por las dificultades teóricas y de uso práctico que presentaban.

Hemos de pensar que el hipnotismo es una técnica de sugestión donde la persona se somete pasivamente a otra (hipnotizador) que acepta perder su iniciativa personal, pero además no quedaba claro que esos recuerdos fueran verdaderos o por lo menos sinceramente narrados sino que fuesen deformados por sus deseos y fantasías. Cosa que había que tener en cuenta.

También al principio Freud se dio cuenta que sus efectos terapéuticos no eran duraderos y podían, además, despertar en los pacientes estados de afectividad, de amor, de cierta intensidad, que no era posible hacerles entender que sólo obedecían precisamente a esos estados de experiencias y vivencias personales en la que no tenía nada que ver propiamente la persona del terapeuta hipnotizador.

Freud elaboraría teóricamente estas situaciones como efectos de la transferencia, es decir de la vinculación analizante-analista que en el proceso psicoanalítico se pueden producir por parte del analizante como consecuencia de su historia y vivencias personales y que debían ser analizadas.

Así que Freud fue abandonando definitivamente estas técnicas hipnóticas y sus modalidades de sugestión para utilizar lo que llamaría la técnica de la asociación libre. El sujeto sería en todo momento consciente y dueño de sí mismo y libre en su decir, en un discurso en que expresaría de manera asociativa las experiencias, recuerdos, creencias, fantasías, sueños y de todo aquello que le surgiera de una manera libre en el llamado dispositivo de la sesión psicoanalítica.

Esa sería la vía de acceso a esos momentos del inconsciente, más allá de la conciencia, en el que al sujeto se le iría revelando por sí mismo, con la presencia del psicoanalista, la organización de sus deseos y la significación de esos malestares indeseados que hacen que la vida de uno sea, a veces, tan poco soportable.

Pero todo este proceso se debe dar dentro del sostenimiento de la rigurosidad de una lógica de pensamiento en una dialéctica que articule los momentos significativos de la vida del sujeto.

Sesión de hipnotismo
Scroll al inicio
Abrir chat
1
Vicente Rueda
Hola 👋
¿En qué puedo ayudarte?
Ir al contenido