EL PSICOANÁLISIS

¿QUÉ PUEDE OFRECERME EL PSICOANÁLISIS?

El psicoanálisis plantea ante todo una forma de entender los problemas humanos a través de una relación entre dos personas, psicoanalizantepsicoanalista, que permite establecer un proceso de investigación personal para sacar a la luz las relaciones que existen entre nuestros malestares y los momentos significativos de nuestra vida. Este proceso asociativo permite ir encontrando, en una articulación lógica del decir, del hablar, las significaciones de lo que hasta ahora desconocíamos de nuestras situaciones y vivencias personales, de sufrimientos e inhibiciones que sin saber por qué coartan nuestras aspiraciones en las relaciones personales y sociales. Se trata de un reencuentro con nosotros mismos, es decir con la verdad de nuestros deseos.
El psicoanálisis lo que ofrece es un sistema, un método psicoterapéutico, que mediante la relación terapéutica psicoanalizante-psicoanalista, hace que surja aquellas palabras que pertenecen a nuestra más guardada intimidad, tanto que hasta entonces uno mismo las ignoraba.
La naturaleza humana se rige por la necesidad de apartar de su mente aquellos pensamientos, ideas, recuerdos y experiencias que en su pasado fueron fuente de un sufrimiento y que se ha tratado de olvidar, de no querer saber nada, de negar su existencia, de echarlo de nuestra conciencia. Pero el inconsciente, como lo llamamos los psicoanalistas, como registro de un orden lógico y articulado, de nuestra vivencia sentida y hablada, vuelve con frecuencia de manera indeseable e inoportuna a intranquilizarnos, a no dejarnos realizar lo que queremos, a simplemente a estar bien con nosotros mismos.
A veces esas formas indeseables tienen diferentes aspectos como son determinadas obsesiones y manías que se manifiestan en nuestro comportamiento aunque los juzguemos absurdos pero no podemos evitarlos. También esas inseguridades que a veces, en momentos decisivos de nuestra vida, nos echan atrás, perdiéndose una oportunidad deseada. Así mismo la aparición de tristezas sin saber bien su motivo o dudas más o menos constantes que no nos permiten asumir el riesgo que toda decisión conlleva o ese estado de emocional, afectivo, que acompaña a nuestras vidas y no nos deja estar bien con nosotros mismos.
Es cierto que la vida, el vivir día a día, no es fácil, y parece que siempre se cobra, como un tributo, su parte de malestar y, a veces, de sufrimiento. Saber soportarlo, como un saber hacer para encararlo, nos ayuda a seguir adelante sin que perturbe demasiado nuestras vidas. Pero cuando no es así, cuando esas decisiones, esos encuentros de nuestro hacer diario se hacen difíciles, que nos inhibe, nos asustan y no nos dejan estar bien con nosotros mismos, entonces está ahí el psicoanálisis, con un método de la palabra para acompañar en una experiencia personal, única e intransferible.
El encuentro con un psicoanalista brinda la oportunidad de poder expresar en palabras aquellas ideas y pensamientos más íntimos de nosotros mismos sin prejuicios y sin censura alguna, sólo con el ánimo de reordenarlos de manera lógica y significativa para ayudar así a salir del estancamiento psicológico y emocional.
Se trata de un proceso continuo de investigación asociativa de pensamientos e ideas que surjan de manera libre y exenta de exigencia alguna.
Una de las dificultades de iniciar un proceso de análisis es poder confiar en el psicoanalista, de saber que le va a entender a uno, que no le va a marcar con una interpretación o una afirmación equivocada, que no va a dirigir su vida, imponiéndole su criterio. Pero también el miedo a uno mismo, a lo que pueda salir de propios pensamientos, a eso que hasta entonces no quería saber, a la vergüenza, a su propio juicio moral.
Todo ello son prejuicios y también lo que se ha llamado resistencias al compromiso psicoanalítico. Un psicoanalista jamás debe imponer su criterio, moral o no, a un psicoanalizante, podrá, en un momento dado, dar su opinión pero respetará la libertad de sus pensamientos y decisiones.
Siempre hay que respetar la decisión de cada uno, incluso cuando pensamos que se equivoca o no hace aquello que nosotros quisiéramos. En esto, el psicoanálisis siempre ha sido respetuoso porque ha considerado que la vida de cada uno de nosotros debe tener el derecho de decidir por sí mismo, incluso si su decisión es escoger la vía del sufrimiento.
El psicoanálisis pone en el centro de la relación entre ambos el valor de la palabra, porque es esta la que ha constituido, formado, toda nuestra vida interior, nuestra subjetividad, y ha hecho que sea lo que somos. Esta prevalencia de la palabra, del lenguaje, como constitución de nuestras vidas es lo que justifica el adjetivo de lacaniano que me acompaña, en referencia a Jacques Lacan que estructuró el psicoanálisis freudiano en la lógica significante, es decir, de la palabra y el lenguaje.
Le invito a que me haga cualquier pregunta, comentario o duda relacionado con este tema apasionante del psicoanálisis al que tendré el placer de responderle.

«El proceso de saber de uno mismo permite ayudar a traspasar el malestar y el sufrimiento»

Sigmund Freud
Jacques Lacan
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Vicente Rueda
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